ilustración ocio vs. ilustración producto

Desde más o menos el 2018 que asisto a ferias de ilustración, ya sea como participante o para pasear (“de civil”, como me gusta decir a mí). En todas ellas se pueden recorrer pasillos de artistas que venden todo tipo de productos con ilustraciones de su autoría. Ya sean dibujos fan art o con personajes propios, los veo plasmados en una infinidad de objetos o artículos: tazas, llaveros, charms, vasos, aros, stickers, láminas, frazadas, cuadernos, anotadores y una larga lista de etcéteras.

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¿Ya vieron qué tiernos son los charms?

Soy un artista que produce

El proceso para preparar un objeto y exponerlo ante miles de personas en una fecha determinada no es para nada sencillo. Como primer paso hay qué pensar cuál va a ser la ilustración y hacia dónde va a ir. No es lo mismo un dibujo para una impresión en papel, que para una taza o una totebag. Se consideran bastantes variables pero principalmente se diseña (o se pretende ser diseñador): se piensa una disposición, se contempla el sentido de lectura, si el foco de la atención va a estar en el texto o en el dibujo, si directamente no tenga texto, si los colores son traducibles al tipo de producto donde se estampe y muchos más “si”. Luego de infinitos borradores y elegir el diseño definitivo, se debe conseguir el proveedor que va a llevar a cabo el objeto que planeas. Ya sean fábricas de acrílico, empresas dedicadas a pintura manual de pins o gráficas que realicen impresiones en papel, todos esos proveedores deben ser investigados, consultados con otros colegas y deben haber pasado una exhaustiva comparación de precios. Una vez elegido el proveedor, se debe preparar el archivo a ser enviado para producción. Que si es en perfil de color CMYK, RGB, que si está en formato Illustrator con vectores o en Photoshop con capas, que si es sólo un .PNG con transparencia o un .JPG con fondo plano, que si el tamaño entra en la matriz del proveedor para impresión o si hay que considerar una “zona segura” de corte. A esta altura, se pensaría que todos los obstáculos ya fueron sorteados, pero este proceso de producción aún no ha terminado. Queda pendiente ir a retirar el producto impreso y comprobar si se ve como lo imaginabas, teniendo en cuenta que hay por lo menos un 30% de chances de que no sea así. ¡Y no olvidemos que puede que haya algún producto con falla! Aún así, al llegar a este punto del recorrido todavía no es la fecha del evento, así que hay que preparar toda la producción: recortar, cortar bordes innecesarios o darles forma redondeada y ordenar por color o motivo para ser fácilmente “encontrables” al momento de que alguien decida llevárselos. ¿Y si no se llega a preparar a todos los productos? Bueno, más que seguro el mismo día del evento estarás tras bambalinas recortando con una tijera para niños.

Podría extenderme más en todo lo que puede salir mal y ni siquiera mencioné el día del evento, pero se podrán imaginar que si se cansaron de tan sólo leer el proceso, vivirlo en carne propia es el doble de agotador. Todo esto conlleva concebir un producto con una ilustración, ¿pero cuál es el proceso de un dibujo por ocio? Tomás tu herramienta elegida para ilustrar… y ya. Fin. No hay más.

Soy un artista que se desgasta

Cuando relaté el camino de creación de un objeto, notarán que usé muchas palabras propias de producción, como si los artistas debieran ser pequeñas fábricas andantes. Proveedor, disposición de elementos, control de calidad, empaquetado son palabras que nos llevan a un ángulo extremadamente capitalista del dibujo. Pero el dibujo es un arte ¿por qué tenemos que rendirnos ante los pies de la máquina de producción de bienes?

 

Imagen de Hayao Miyazaki diciendo "no es fácil" mientras reflexiono sobre la ilustración producto.
Hayao Miyazaki tiene razón.

 

Los artistas no deben ser fábricas, sólo quieren ser. Punto final. Los desafío a que le pregunten a cualquier artista que tengan entre su círculo de conocidxs, si prefieren dibujar porque sí o armar un pin con su ilustración. El ritual previo a todos los eventos de ilustración no es sólo el momento de producción o re-stock, sino también el ver a miles de colegas en sus redes sociales estar estresados y cansados por tener que hacer varias cosas a la vez, tener que pensar un diseño nuevo (ya ni siquiera es dibujo, se habla de diseño) o tener que buscar un proveedor nuevo porque el que venían utilizando disparó sus precios. ¿No se siente cansador? Incluso me atrevería a decir desmoralizante.

Soy un artista mercantilizado

No cuestiono a lxs colegas que hacen ilustración producto como le llamo yo, lo hacen porque al fin y al cabo todxs vivimos en la misma sociedad; tenemos que producir para tener dinero y con eso, poder comer (y reinvertir en nuevos productos). No todxs tienen un trabajo paralelo “de oficina” y es más que probable que su único ingreso sea vender productos con sus dibujos. Hay que pensar y ofrecer nuevos productos cada mes o cada evento, para obtener ganancias que permitan costear la vida diaria. Apuesto a que todxs quisieran salir de este círculo pero no se puede. Tengo que comer y, por eso, tengo que producir.

El propósito de estas palabras no es ir en contra de mis colegas, sino más bien hacer entender que cualquier artista, ilustrador, diseñador, ceramista que intenta vivir de su arte, también intenta vivir en el planeta Tierra. Y en ese largo proceso de producción, en el fondo de todo, están dejando un pedazo suyo. Los días de producción son largos y hay mucha atención y cariño en cada producto. Sepan que los exponemos con amor y mucha expectativa para ustedes, futuros clientes, y un poquito también para nosotros. Siempre deseo que al menos algo de ese amor pueda verse reflejado en lo que producí y que puedan ver más allá de un simple dibujito lindo en una estampa. Atrás de un eterno camino de producción, hay una persona con pocas horas de sueño que desea con el alma que puedan apreciar su trabajo.

Y al final de todo, cuando podemos encontrar un hueco entre tanta producción, hacemos lo que sabemos hacer: dibujar. Pero ya no dibujo para un cliente, dibujo como ocio. Dibujo para descansar. Dibujo para ser. Dibujo para mí.

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